Resumen:
Medir la corrupción representa una tarea de alta complejidad debido a que la conceptualización de este término puede abarcar múltiples prácticas ilegales que oscilan desde el soborno y la malversación de fondos hasta el tráfico de influencias o el nepotismo. Los múltiples espacios susceptibles a actos de corrupción, así como el hecho de que la frontera entre el comportamiento lícito e ilícito no siempre está claramente definida, dificultan aún más medir este fenómeno con precisión. En este contexto, este documento presenta una discusión sobre la complejidad metodológica para medir la corrupción, asociada con su vinculación con otros temas clave de la gestión pública como la integridad y la confianza en las instituciones (Rose y Heywood, 2013). Para este fin, el texto se estructura en cuatro secciones. La primera expone algunos apuntes metodológicos relacionados con la medición de la corrupción, donde se identifican algunos de los principales enfoques y variables utilizados. La segunda describe los principales índices utilizados a nivel internacional para medirla. La tercera se centra en analizar con mayor detalle la utilidad de estos instrumentos, así como algunos apuntes para el caso de México. Por último, se exponen algunas reflexiones sobre el tema, así como su relevancia para el trabajo legislativo.